Filipenses 1:3: El sustantivo μνεια (mneia), que denota recuerdo o remembranza, aparece en el Nuevo Testamento en Filipenses 1:3 y 1 Tesalonicenses 3:6 (conmemorativo) o en Romanos 1:9 y Efesios 1:16 (referencial). Deriva del verbo deponente μναομαι (mnaomai), originado en μιμνησκω (mimnesko), ambos vinculados al acto de recordar.
En el griego bíblico, los verbos deponentes suelen perder relación con sus raíces, pero μναομαι y μιμνησκω conservan su vínculo con la memoria. La raíz mn, compartida por estas palabras, proviene del protoindoeuropeo men-, asociada al pensamiento reflexivo y al recuerdo. Este origen tiene paralelismos en el hebreo bíblico, donde raíces como מנה (mana), que significa contar o distinguir, reflejan un campo semántico similar.
En el Nuevo Testamento, el uso de términos relacionados con el recuerdo apunta a una intención pedagógica: reactivar en el lector una conciencia previa más que introducir ideas nuevas. Esto se observa en Romanos 2:15 y Hebreos 10:16, que aluden a la inscripción de la Torá en el corazón, como una apelación a la memoria.
Filipenses 1:8: La expresión ἐν σπλάγχνοις (en splánjnois, «en entrañas» o «en afectos profundos») es una fórmula idiomática utilizada para denotar las emociones más intensas y profundas. En cuanto a la semántica, σπλάγχνα (splánjna, «entrañas») hacía referencia a los órganos internos, como el hígado, corazón o pulmones, que en la antigüedad se consideraban el asiento de las emociones, especialmente la compasión, el afecto y la misericordia.
Filipenses 1:19: El término χορος (joros) presenta una rica evolución semántica que ilustra su vínculo con prácticas sociales y culturales profundamente arraigadas en el mundo antiguo.
En su origen, parece aludir a un espacio delimitado, como lo sugiere su conexión etimológica con χωρις (joris), que denota separación o distinción. Este espacio, concebido inicialmente como un recinto físico, se asociaba con actividades festivas, específicamente con el baile colectivo.
La relación semántica con χαιρω (jairo), que implica alegría o regocijo, refuerza esta interpretación,y destaca el carácter comunitario y celebratorio del término. Así, χορος transita de describir un lugar de baile a referirse al acto mismo de bailar, y eventualmente al canto coral, una evolución lógica si se considera que el canto colectivo deriva históricamente de la danza comunal.
En el contexto del llamado Nuevo Testamento, el sustantivo χορος aparece exclusivamente en Lucas 15:25. Aquí, el buen hijo escucha los sonidos de la música y el baile, elementos que simbolizan el regocijo y la restauración familiar tras el retorno del hijo pródigo. Este uso encapsula el significado original del término, vinculándolo con la celebración y la expresión colectiva de alegría.
Derivados y compuestos de χορος amplían su campo semántico hacia el ámbito de la provisión y la generosidad. Por ejemplo:
- χορεγος (joregos), derivado de ηγεομαι (hegeomai, dirigir), denota al líder de un coro, no en un sentido artístico, sino como el responsable de financiar y organizar las festividades. Este término trasciende su significado literal para describir a alguien que asume el rol de anfitrión y benefactor.
- χορηγεω (joregeo), verbo derivado de χορεγος, implica proveer o suministrar generosamente. En el llamado Nuevo Testamento, aparece en contextos relacionados con la provisión (2 Corintios 9:10; 1 Pedro 4:11), con especial énfasis en la idea de abundancia y cuidado comunitario.
- επιχορηγεω (epijoregeo), compuesto por επι (epi, sobre) y χορηγεω, pone más atención en la noción de provisión generosa, refiriéndose a un suministro sobreabundante. Su derivado nominal, επιχορηγια (epijoregia), aparece en Efesios 4:16 y Filipenses 1:19, donde se refiere a un flujo continuo y generoso de recursos espirituales y materiales.
Por otro lado, el verbo ορχεομαι (orjeomai), que significa bailar, aporta otra dimensión al análisis. Su empleo en textos antiguos transmite la idea de una actividad comunitaria y alegre, contraria a la soledad o la melancolía, como se refleja en Mateo 11:17.
Aunque su origen etimológico exacto es incierto, considero una posible influencia semítica, coherente con la dinámica sociocultural.
Mi hipótesis conecta ορχεομαι (orjeomai) con el verbo hebreo ארך (araj), que significa prolongar o extenderse. Esta asociación añade una connotación de movimiento expansivo y alcance, elementos inherentes al acto de bailar.
Filipenses 1:21: El sustantivo griego κερδος (kerdos) se traduce como ganancia, provecho o ventaja, y se encuentra en una relación antitética con ζεμια (zemia), que denota pérdida o daño.
En su uso plural, κερδος adquiere ocasionalmente una connotación peyorativa, que alude a maniobras astutas o subrepticias. En el contexto del Nuevo Testamento, κερδος aparece en pasajes específicos como Filipenses 1:21, 3:7 y Tito 1:11.
Del sustantivo κερδος emanan otras palabras que amplían su espectro semántico, especialmente en combinación con adjetivos como αισχρος (aisjros), que implica vergüenza o deshonra. De esta interacción surge el adjetivo αισχροκερδης (aisjrokerdes), que se emplea para describir conductas orientadas a la obtención de beneficios de manera desvergonzada o inmoral. Este término se encuentra en 1 Timoteo 3:3, 3:8 y Tito 1:7, donde se advierte una actitud censurable frente al lucro deshonesto, especialmente en contextos de liderazgo o responsabilidad ética.
A su vez, αισχροκερδης da lugar al adverbio αισχροκερδως (aisjrokerdos), utilizado en 1 Pedro 5:2. Este término refuerza la idea de una ganancia obtenida de forma descarada o ilícita, y pone runa atención particular sobre el carácter reprobable del método o intención.
La red lexical formada en torno a κερδος y sus derivados señala una dualidad: por un lado, la ganancia legítima como habilidad y esfuerzo; por otro, el provecho deshonesto como acto reprobable. Este contraste resuena profundamente en la exhortación ética de los emisarios de Jesús.
Filipenses 1:27: El verbo πολιτεύω (politeuo) y sus derivados en el Nuevo Testamento pone de manifiesto una concepción profundamente arraigada en la idea de ciudadanía y comunidad.
Literalmente traducido como «vivir como ciudadano», este término excede su significado literal para evocar una conducta que refleje los principios de civilidad y pertenencia a una colectividad estructurada. Esta semántica, está intrínsecamente ligada a la noción de πόλις (polis) como un tejido humano interconectado.
En Hechos 23:1, cuando Pablo afirma ante el Sanedrín que ha vivido con buena conciencia ante Dios, no se limita a una declaración ética aislada, sino que alude a una forma de vida coherente con los valores de la Ciudad de Dios, una ciudadanía celestial que trasciende las estructuras políticas terrenales.
De igual modo, en Filipenses 1:27, el uso del término exhorta a los creyentes a comportarse de manera que honre al evangelio del Mesías.
El sustantivo πολιτεία (politeia), derivado directo de πολιτεύω, encapsula tanto el estatus individual de ciudadanía como la estructura política o colectiva de un estado. En Hechos 22:28, se refiere específicamente al derecho de ciudadanía romana, mientras que en Efesios 2:12, Pablo lo utiliza para contrastar la condición de los judíos diaspóricos rechazados por el Sanhedrín jerosolomitano, quienes estaban excluidos de la ciudadanía de Israel.
Por su parte, πολίτευμα (politeuma), aunque solo aparece en Filipenses 3:20, refuerza esta noción de una ciudadanía colectiva. Aquí, la palabra no describe simplemente un estatus jurídico, sino que se refiere a una forma de vida congruente con los valores del reino celestial.
El término συμπολίτης (sumpolites), que combina συν (con, junto) con πολιτεύω, aparece en Efesios 2:19 para señalar el nuevo estatus de los que identifican en Jesús al Mesías, como conciudadanos en el reino de Dios.
Otros términos relacionados amplían la gama de significados asociados a la raíz πολις. El sustantivo κωμόπολις (komopolis), que une la idea de aldea (κώμη) con la de ciudad, alude en Marcos 1:38 a un tipo intermedio de asentamiento urbano, funcional y humano pero no fortificado. Asimismo, μητρόπολις (metrópolis), la «ciudad madre», señala el núcleo principal de una región.