No Result
View All Result

La palabra griega “proorizo” no significa “predestinación”

La palabra griega “proorizo” no significa “predestinación”

El término “predestinación”, presente en algunas traducciones bíblicas, proviene del griego προορίζω (proorízo). Su interpretación ha sido distorsionada por traducciones imprecisas que no reflejan con fidelidad su significado en el texto griego del Nuevo Testamento.

La raíz προορίζω está compuesta por el prefijo προ (pro), que indica anterioridad o anticipación, y el verbo ὁρίζω (horízo), que significa “delimitar”, “señalar un límite” o “establecer un término”. Este último término está relacionado etimológicamente con ὁρίζων (horízon), que da origen a la palabra “horizonte” en español, y que en griego denota una línea o límite visual. Por tanto, proorízo implica la acción de establecer un límite o determinación con anterioridad, lo cual se traduce con mayor precisión como “predeterminar” y no como “predestinar”.

La diferencia semántica entre “predestinar” y “predeterminar” no es menor ni accesoria. La noción de predestinación connota un destino irrevocable y fijado de manera absoluta, sin posibilidad de modificación, lo cual no se corresponde con el significado original de proorízō en los textos del Nuevo Testamento. En cambio, predeterminación, en sentido estricto, alude a una delimitación inicial sujeta a variables ulteriores. Esta distinción es clave para evitar anacronismos doctrinales en la lectura del texto griego.

En varios pasajes del corpus paulino se encuentra el término proorízo, entre ellos Romanos 8:29-30 y Efesios 1:5,11. En Romanos 8:29 se lee: ὅτι οὓς προέγνω, καὶ προώρισεν συμμόρφους τῆς εἰκόνος τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ (hoti ous proegno, kai proorisen symmorfous tes eikonos tou huiou autou), que puede traducirse con mayor precisión como: “a los que conoció de antemano, también los predeterminó a ser conformes a la imagen de su hijo”. Esta formulación no implica un destino final inmutable, sino un propósito previo establecido como potencialidad.

Desde el punto de vista conceptual, la predeterminación admite la posibilidad de contingencias. Un ejemplo ilustrativo, aunque ajeno al texto bíblico pero útil para entender la diferencia operativa, sería el cálculo balístico de un proyectil disparado por un cañón. En tal caso, se realiza una predeterminación basada en variables como el peso del proyectil, el ángulo de disparo y la gravedad. No obstante, factores externos como la velocidad y dirección del viento pueden alterar su trayectoria y modificar el punto de impacto final. Así, el proyectil está predeterminado, pero no predestinado. El resultado está sujeto a influencias ulteriores que escapan al diseño inicial.

Aplicado al lenguaje bíblico, esto significa que proorízo describe un marco potencial dentro del cual el ser humano puede desarrollar o no su finalidad, según su respuesta individual a las circunstancias de su vida. Por tanto, la Escritura no sostiene una doctrina de predestinación entendida como fatalismo teológico, sino que expone una estructura en la que se prevé un propósito posible, sujeto a la interacción del individuo con factores diversos. La predeterminación es una configuración inicial abierta, no un decreto cerrado.

La confusión doctrinal en torno al concepto de predestinación deriva, en gran parte, de la traducción imprecisa del término proorízo, que ha sido vertido en muchas versiones vernáculas como “predestinar”. Esta traslación errónea ha alimentado debates teológicos basados en una comprensión defectuosa del texto griego. Una restitución filológica precisa permite desactivar dichas controversias, devolviendo al término su carga semántica original.

La noción de “predestinación” tal como se entiende en ciertas tradiciones teológicas no se encuentra en el texto griego del Nuevo Testamento. El término proorízo se refiere a una predeterminación, es decir, a una delimitación anticipada que define un potencial, no un destino inamovible. Esta distinción no solo es filológicamente sostenible, sino que permite una lectura más coherente con la estructura lingüística y conceptual de los textos bíblicos griegos.

Previous Post

Lucas 4:17: Por qué le dieron el rollo del profeta Isaías

Next Post

Juan 1:14: El logos no habitó entre nosotros

Next Post
Juan 1:14: El logos no habitó entre nosotros

Juan 1:14: El logos no habitó entre nosotros

No Result
View All Result
  • 1 Iojanán
  • 2 IOJANAN
  • 3 IOJANÁN
  • ADIÓS
  • APOYO AL PROYECTO
  • BEMIDVAR
  • BERESHIT
  • Biblia Revisada
  • Biblia Revisada – Libros
  • DEVARIM
  • Elementor #25
  • FILIPENSES
  • Gracias por colaborar
  • HECHOS
  • IEHOSHÚA
  • IEHUDÁ
  • INFORMACIÓN
  • IOJANÁN B
  • IOJANÁN C
  • IONÁ
  • JUAN
  • LO LIBROS DE LA BIBLIA
  • LUCAS
  • MARCOS
  • MATEO
  • NAJUM
  • OVADIÁ
  • Política de Uso de bibliarevisada.com
  • PORTADA AUSENTE
  • Portada original
  • ROMANOS
  • RUT
  • SEFER BEMIDVAR
  • SEFER BERESHIT
  • SEFER DEVARIM
  • SEFER FILIPENSES
  • SEFER IEHUDÁ
  • SEFER IOJANAN
  • SEFER IONÁ
  • SEFER MAASE
  • SEFER MARCOS
  • SEFER MATEO
  • SEFER NAJUM
  • SEFER OVADIÁ
  • SEFER ROMANOS
  • SEFER RUT
  • SEFER SHEMOT
  • SEFER TEHILIM
  • SEFER VAIQRÁ
  • SEFER ZEJARIÁ
  • SEFER-IEHOSHUA
  • SEFER-IOJANAN-RISHON
  • SEFER-SHOFTIM
  • SHEMOT
  • SHOFTIM
  • TEHILIM
  • TIMOTEO A
  • TIMOTEO A
  • VAIQRÁ
  • VÍDEOS DE BIBLIA REVISADA
  • ZEJARIÁ

© 2025 JNews - Premium WordPress news & magazine theme by Jegtheme.