סֹגֶרֶת וּמְסֻגֶּרֶת
Soguéret umsuguéret
Esta expresión es una repetición enfática característica del estilo hebreo. Ambas palabras provienen de la raíz סגר (s-g-r), que significa «cerrar», pero están conjugadas de formas diferentes, de tal manera que, juntas, comunican la noción de un cierre más allá de lo convencional.
La primera palabra, סֹגֶרֶת (soguéret), es una forma activa del participio femenino singular y se traduce como «cerrada». Implica la acción de estar cerrada, y alude a las puertas y murallas de la ciudad que estaban físicamente cerradas para evitar la entrada o salida. Es una descripción directa del estado en el que se encontraba Jericó.
La segunda palabra, מְסֻגֶּרֶת (mesuguéret), es el participio pasivo femenino singular de la misma raíz, que añade la idea de «encerrada» o «reforzada». Esta forma pasiva indica que las puertas, además de estar cerradas, estaban selladas, fortificadas o aseguradas.
En este contexto, la combinación de ambas palabras no es una redundancia, sino que es un recurso del hebreo para destacar el nivel de inaccesibilidad de Jericó. El hebreo bíblico, a diferencia del español que cuenta con adjetivos y adverbios para intensificar una idea (como «muy cerrada»), recurre a la repetición y a la variación gramatical para lograr el mismo efecto.
Por todo lo dicho, traducir la frase como «cerrada y reforzada» captura adecuadamente el sentido de que Jericó no solo estaba cerrada, sino que había sido fortificada y asegurada con un esfuerzo deliberado, y esto concuerda con la imposibilidad de entrar o salir, como se menciona inmediatamente después en el versículo: «no sale y no entra» (אֵין יוֹצֵא וְאֵין בָּא).
La expresión גִּבּוֹרֵי הֶחָיִל (guiboré hajáil), que literalmente significa «valientes del ejército» u «hombres fuertes del ejército», es una fórmula utilizada en le hebreo para referirse a guerreros o soldados de elite.
Desde un punto de vista puramente filológico, גִּבּוֹרֵי (giboré) es el plural constructo de גִּבּוֹר (gibór), que significa «hombre fuerte» o «valiente». Es un término que connota fuerza física, valentía o habilidad en combate. Por otro lado, חָיִל (jáil) puede significar «ejército», «fuerza», o incluso «virtud» dependiendo del contexto. Aquí, claramente se refiere al contexto militar.
La expresión puede interpretarse como elogiosa en un contexto donde se destacan las habilidades y el poderío militar del grupo referido, como en descripciones de ejércitos poderosos o soldados excepcionales (por ejemplo, en Jueces 6:12: «Hashem está contigo, valiente guerrero»). Sin embargo, en el caso de este versículo en Josué 6:2, el uso de guiboré hajáil parece ser más bien una descripción objetiva.
Es decir, no necesariamente implica admiración o aprobación, sino que señala que los guerreros de Jericó eran experimentados y formidables, lo que realza el desafío que representa la ciudad, pero también magnifica el acto de entregarla «en la mano» de Josué por intervención de Hashem.
Aunque la palabra shofar (שׁוֹפָר) tiene una terminación plural -ot (shofarot, שׁוֹפָרוֹת), que suena como si fuera una terminación típica de los plurales femeninos en hebreo, es una palabra masculina. Esto puede parecer confuso porque en hebreo la mayoría de los sustantivos con terminación plural -ot son femeninos. Sin embargo, shofar pertenece a un grupo especial de sustantivos masculinos que, por razones históricas y lingüísticas, utilizan esta terminación para formar su plural.
Para reconocer estos casos es necesario fijarse en la concordancia gramatical. Es decir, en hebreo, los adjetivos, verbos y artículos que acompañan a un sustantivo tienen que concordar con su género. Así que, aunque en plural decimos shofarot, los elementos gramaticales que lo acompañan son masculinos. Por ejemplo, si queremos referirnos a “shofarot”, usamos el artículo definido masculino “los” y no el femenino “las” (shofarot).
Entonces, y en conclusión, algunas palabras masculinas en hebreo, debido a cambios históricos en la lengua, adoptaron esta terminación -ot en plural en lugar de la típica masculina -im. Es un rasgo que quedó como parte de la evolución natural del idioma. Es la reminiscencia de un período en el que la distinción entre femenino y masculino comenzó a tomar forma en el lenguaje.
La raíz hebrea תקע (t-q-‘) está relacionada con la idea de poner algo en acción o en uso funcional, y eso explica por qué se emplea en situaciones tan diversas, como «clavar», «empujar» o «tocar un instrumento». Aunque a simple vista estas acciones pueden parecer muy diferentes, comparten una conexión profunda: en todos los casos, alguien está tomando un objeto o herramienta y aplicándolo para un propósito específico.
Por ejemplo, cuando en la Biblia se usa תקע para describir que alguien «clava» una estaca, como en el relato de Jael y Sísara (Jueces 4:21), la acción implica un uso deliberado de la estaca para fijarla firmemente en un lugar. Aquí תקע refleja la interacción física entre una persona, un objeto (la estaca) y el resultado deseado (que quede clavada).
De manera similar, cuando esta raíz se usa para «tocar» un shofar, no se trata simplemente de hacer ruido al azar. El shofar es una herramienta ceremonial, y «tocarlo» significa emplearlo de manera intencionada para emitir un sonido que tenga un propósito: anunciar algo, marcar un evento importante o dar una señal. En el relato de la toma de Jericó, el verbo תקע describe la acción de los que llevaban los shofarot, y los usan de manera significativa en el ritual que precedió a la caída de los muros.
Entonces, ¿qué tienen en común «clavar» algo y «tocar» un instrumento? En ambos casos, תקע captura la idea de aplicar una herramienta o acción concreta para cumplir un objetivo. Esta conexión es la clave de su versatilidad. Cuando clavas una estaca, estás empleando una herramienta física para fijarla; cuando tocas un shofar, estás usando el instrumento para cumplir una función simbólica o comunicativa.
Esto nos muestra algo muy interesante del hebreo bíblico: su vocabulario a menudo refleja cómo las personas interactuaban físicamente con su entorno. Las palabras no son solo abstractas, sino que tienen un anclaje profundo en las acciones prácticas y concretas de la vida cotidiana, donde herramientas como estacas o shofarot no solo eran objetos, sino extensiones de las intenciones y propósitos humanos.
Por eso, aunque en nuestra traducción moderna usamos palabras distintas como «clavar» o «tocar», en hebreo la misma raíz תקע transmite una idea común: poner algo en movimiento, darle un uso específico y alcanzar un resultado significativo.
La palabra כַּמִּשְׁפָּט (kamishpát) a menudo se traduce como «de la manera» o «según el procedimiento», y aunque en otros contextos מִּשְׁפָּט significa «juicio» o «ley», en este caso tiene un significado más práctico, que se adapta al contexto del versículo. Para entender por qué, pensemos en cómo funciona esta palabra en el hebreo.
El término מִּשְׁפָּט proviene de una raíz que tiene que ver con orden, normas y procedimientos. Es una palabra que puede referirse tanto a algo legal (como un juicio o una decisión) como a algo más cotidiano, como una manera establecida de hacer las cosas. Aquí, cuando el texto dice כַּמִּשְׁפָּט, la partícula כַּ- significa «como» o «según», y está señalando que la acción de rodear la ciudad se realizó de acuerdo con un patrón o una instrucción específica. En otras palabras, estaban siguiendo un procedimiento previamente definido, como el que habían llevado a cabo en los días anteriores.
El hebreo bíblico no tiene palabras específicas para cada matiz de significado, así que términos como מִּשְׁפָּט pueden abarcar varias ideas dependiendo del contexto. Aquí no se trata de un «juicio» en el sentido legal, sino de una regla o forma de actuar que debía respetarse. Traducirlo como «de la manera» es una forma clara de transmitir esta idea: ellos estaban rodeando la ciudad conforme a la instrucción recibida, seguían un método establecido.
Imagina que alguien te dice: «Hazlo como lo hiciste ayer». Eso es básicamente lo que implica כַּמִּשְׁפָּט: una acción realizada de acuerdo con un patrón o práctica conocida, ya explicada anteriormente. En este caso, el texto quiere comunicar que el pueblo no estaba actuando de manera improvisada; estaban cumpliendo con exactitud lo que se les había indicado.
Por eso, aunque מִּשְׁפָּט tiene otros significados más técnicos en otros contextos, aquí se refiere a una acción repetida y reglada, y la expresión «de la manera» captura perfectamente esa idea en español.
La palabra hebrea חֵרֶם (jérem) tiene un significado profundo y fascinante cuando se pone en contraste con la raíz קָדַשׁ (qadash) de Josué 6:19, que también implica dedicación, pero con una orientación completamente diferente. Ambas palabras expresan el concepto de algo apartado o consagrado, pero lo que ocurre con aquello que se consagra es muy distinto en cada caso.
Por un lado, קָדַשׁ (qadash) significa «ser santo», «ser separado» o «ser dedicado a Dios», pero con la intención de que lo que es consagrado sea preservado para un uso sagrado y específico. Por ejemplo, los utensilios del templo, los sacerdotes o el día de reposo (שַׁבָּת, shabat) son apartados para un propósito especial, y deben mantenerse en un estado de pureza para que puedan cumplir su función. La dedicación aquí no implica destrucción, sino preservación.
Por otro lado, חֵרֶם (jérem) también habla de dedicación, pero en este caso se refiere a una consagración que implica exclusión total del uso humano, y por lo general, esto se logra mediante la destrucción completa. Algo declarado חֵרֶם no podía ser tomado, reutilizado ni aprovechado por nadie, porque ya no pertenecía al ámbito humano; había sido completamente apartado para Dios, y esa separación muchas veces se manifestaba en su eliminación. Esto es lo que ocurrió con Jericó: al ser declarada חֵרֶם, la ciudad fue consagrada mediante su destrucción total.
Ahora, si observamos las palabras חֵרֶם (jérem) y רַחֵם (rajém), encontramos algo aún más interesante. Aunque comparten exactamente las mismas letras en hebreo (ח-ר-ם), tienen significados que son prácticamente opuestos. Mientras que חֵרֶם está asociado con destrucción y exclusión, רַחֵם (rajém), que proviene de la raíz רָחַם (rajam), significa «compasión», «misericordia» o «mostrar piedad». Es la idea de cuidado y preservación hacia alguien en necesidad, lo opuesto a quitar algo del alcance humano.
Esta relación entre las dos palabras es aún más reveladora cuando consideramos que רַחֵם está directamente conectado con el término hebreo para «útero» (רֶחֶם, réjem), un lugar de protección, cuidado y vida. Mientras que חֵרֶם simboliza apartar algo para su destrucción, רַחֵם simboliza el acto de preservar, proteger y permitir la vida. En el caso de Rajab, estos dos conceptos colisionan: mientras que toda la ciudad de Jericó es declarada חֵרֶם y debe ser destruida, Rajab y su familia son objetos de רַחֵם, es decir, reciben compasión y son preservados.